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martes, 1 de noviembre de 2011

Inteligencia emocional

Pertenecer a un todo, pero no ser de ningún lugar. Formar parte de todos, estar para todos, por más que uno sepa que ellos no están.
Abrazar al mundo, apreciarlo en todas sus formas y colores, darle amor devolviéndole todo lo que nos ha dado, ese es el desafío principal. Le pertenecemos. Representa el antagónico exacto a nuestra generación.
Chicos posmodernos, vacíos. Sin el sentido de los mas mínimos valores, sin ideales, sin utopías. Pero hemos llegado a tal punto del vació, que ya ni siquiera se aprecia la espontaneidad ni la liberación personal, creemos en las "diferencias", decimos respetarlas, pero qué diferencias existen?
Solo nos adaptamos a la constante innovación tecnológica que arrasa con quien nos dio un espacio para vivir.
Discúlpenme mis queridos amigos, corríjanme si estoy equivocada por favor, pero es de masificados empezar a desprenderse de todo eso? No me mal interpreten, no me refiero a ser una neohippie. Simplemente aceptar las reales diversidades que existen, las diferentes culturas con sus formas de arte, música, pensamiento, todo. Apreciarlas no siempre significa que nos vayan a gustar.

A ese punto quiero llevar mi intelectualidad, pero no quiero una intelectualidad frígida, no esa clase de aislamiento, no me va.

Tiene que estar llena de vibración, de experiencias intensas rebosantes de vida. Quiero que me vuelva el alma al cuerpo numerosas veces, para aprender a no perderme los pequeños detalles de la vida. Quiero poder llamar a todo hogar.

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