I lived my dreams today
And I have lived it yesterday
And I'll have lived it tomorrow

martes, 20 de diciembre de 2011

Dualismo

Hay dos vías de crecimiento: el crecimiento a partir de la maduración espiritual y el crecimiento a partir de las decisiones fugaces.

El primero es más tedioso, siempre implica conocimiento, tanto de uno como del otro, ya sea una persona, objeto o situación. Va a implicar una dedicación de tiempo, un análisis de las circunstancias, teniendo en cuenta el Yo de uno mismo, y las consecuencias que puedan implicar. Es el camino largo, pero seguro. Paciencia.

El segundo podría denominarse como “impulsivo”. La impulsividad y la espontaneidad son dos armas con las cuales el ser humano no sabe jugar. Muchas veces nos pueden traer grandes satisfacciones, así mismo los peores arrepentimientos.

Siempre vamos a tener la gran tendencia de ir a por aquello que sea más “fácil”. Pero realmente, qué tan fácil puede llegar a ser? Las decisiones fugaces, son precisamente aquellas cuya alegría fingida desaparece prontamente, y les procede la pesadumbre del estancamiento en el pasado.

Las oportunidades no se dan dos veces, ahora Platón y Aristóteles, péguense un tiro, los voy a mezclar a mi antojo. Si bien todos conocemos la gran metáfora del río, en la cual nuestro primer autor nos describe como al bañarnos dos veces en el mismo, ni nosotros ni las aguas del río hemos permanecido, es decir, el cambio es constante y dinámico; según el segundo, las cosas no cambian, se actualizan. Podría decirse que la esencia del Yo, no cambia, pero la forma sí, es decir, hablando espiritualmente, crece.

Ahora bien, para crecer, no podemos vivir estancados en un arrepentimiento, porque por más que lo olvidemos, siempre que lo recordemos, nos va a producir un rechazo hacia nuestra persona. El preguntarnos porque o cual fue la razón por la cual actuamos tan impulsivamente frente una situación complicada, es precisamente la falta de sensatez y después es tarde.

La mayoría de las personas, infelices, de este bello siglo XXI, viven sumergidas en su pasado, reprochándose lo que no hicieron, deseando volver el tiempo atrás para recuperar esa oportunidad, y no se dan cuenta que eso es vivir de utopías.

Yo me quedo con la primera.