Vos caníbal deja de acidularte la saliva. Yo caníbal deje ver mi sangre recorrer las calles. Tus dientes amarillos, de tanto esmalte desgastado por tabaco, proclamando un mundo mejor. Mi cuerpo, mapa-mundi de emociones nocivas, no tiene historias de fantasía para contar.

Vos y yo, una bomba destructiva.

Crónica dice: “Dos suicidas en potencia atestando la ciudad en un fugaz instante de regocijo lingual”.

En un anochecer vamos a poblar el mundo, en un amanecer vamos a esfumarnos de el.

Nena brindaría por adelantado de solo imaginar que al final del mundo me vas a llevar. Que sea penetrante por favor.

Ni mil amores en orquesta sonarían tan hipnotizantes como vos.

Primer Flash: dos palabras desembocan mil intrigas.