
Una sola vez fui capaz de escucharme cantar bien. Estaba dando el recorrido semanal por uno de mis recuerdo o pensamientos, la verdad no se porque mucho no me acuerdo; y de fondo había una voz tocando, nítida y bastante entonada. Nada que antes hubiese escuchado.
Cuando iba por la mitad del recorrido se me ocurrió detenerme para prestarle más atención y apreciarla, de pronto me vi acercándome voluntariamente a aquella que se encontraba en el fondo. Cuando estuve lo suficiente cerca como para alcanzarla, caí en realidad de que de donde provenía esa voz era de mi propia garganta y fue tal el shock, como una cachetada, que me produjo interrumpirme el recorrido y escucharla que aquella voz nítida y entonada se transformo en la voz real y cotidiana que siempre había sido.
Tiempo después quise volver a escucharla. La buscaba. Intente volver a los recorridos semanales, volver a perderme o ausentarme mentalmente para encontrarla, pero solo conseguí desconectarme cada vez más mental y físicamente.
Eso me obligó a negarla y olvidarla.
Cuando iba por la mitad del recorrido se me ocurrió detenerme para prestarle más atención y apreciarla, de pronto me vi acercándome voluntariamente a aquella que se encontraba en el fondo. Cuando estuve lo suficiente cerca como para alcanzarla, caí en realidad de que de donde provenía esa voz era de mi propia garganta y fue tal el shock, como una cachetada, que me produjo interrumpirme el recorrido y escucharla que aquella voz nítida y entonada se transformo en la voz real y cotidiana que siempre había sido.
Tiempo después quise volver a escucharla. La buscaba. Intente volver a los recorridos semanales, volver a perderme o ausentarme mentalmente para encontrarla, pero solo conseguí desconectarme cada vez más mental y físicamente.
Eso me obligó a negarla y olvidarla.
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