
No necesito mas caricias para sentirla, su suspiro me deja extasiada, y cuando voy mas abajo el más sincero calor puedo sentir. Con mirarla a los ojos lo puedo prevenir, su expresión, que risa me da, me aumenta el deseo aun más. Esos ojos de placer...
Y devorarla sin ninguna clase de sutileza, sobre una sabana de terciopelo es lo que haría si la tuviese entre mis brazos. Y rasguñar su piel hasta desgarrar, y penetrar. Perderme en su fluidez, que bien sabe moverse, en su oficio es de las mejores.
Belleza enloquecedora, exquisitez peligrosa. Déjame atentar.
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