
Oh muñeca te has robado la vida!
Zombie hermoso de finos rasgos de gracia. Compartes tu acida agonía con muñecas sin corazón y le entregas tu cordura a esa que llamas perfección.
Reina y dueña de tus desgracias, mira tu como te has condenado. De soga al cuello caminas a tu crucifixión, tomándola de la mano.
Ciega tú que no quieres ver, ciegos ellos que habiendo escuchado tus gemidos no se quisieron entrometer. Y ríes de dolor, sonriéndoles falsamente para dejarles la conciencia tranquila.
Pobres ilusos que no quieren reconocerla, pobre ilusa ciega con su escuálida repugnancia.